jueves, 10 de noviembre de 2011

Jamyang Norbu: Los años perdidos de Sherlock Holmes


Título original: Sherlock Holmes: The Missing Years
Idioma original: ingles
Año de publicación: 1999
Valoración: Está bien


¿Alguien recuerda a aquel famoso quijote con qué un tal Avellaneda continuó la primera parte de la obra original? Cervantes se enfadó tanto como se burló de él mientras escribía el auténtico segundo libro y desde luego el fraude sólo ha pasado a la historia como anécdota.

En este caso no se trata de un plagio sino de dos homenajes: uno explícito a Sir Arthur Conan Doyle a través de su personaje más conocido y otro implícito al propio Cervantes ya que, además repetir lo que hizo Avellaneda (con mucha más elegancia), utiliza el mismo recurso del manuscrito encontrado para introducir al lector en la acción así como en un ambiente exótico y misterioso en el que el omnipresente humor no altera en absoluto un respeto exquisito por las creencias ajenas.

Norbu aprovecha que el creador de Sherlock Holmes relató su muerte en uno de sus libros y que, cuando se vio obligado a resucitarlo por la presión de sus lectores, el detective, para rellenar una laguna de dos años, confesó a Watson que había estado viajando por el Tibet y había conocido al Gran Lama. Pero esta vez y a pesar de las apariencias (al principio, como no podía ser de otro modo, encuentran un cadáver y es Holmes quien consigue averiguar lo ocurrido) no se trata de un argumento policíaco. Lo que Norbu hace es tejer un entramado de aventuras en el que combina perfectamente el budismo, la reivindicación de la autonomía tibetana frente al dominio chino en la región, la recreación de la figura de Holmes, lo sublime, los enrevesados episodios, los personajes extraordinarios, lo maravilloso, la humilde heroicidad, las tradiciones tibetanas, la espiritualidad y el misticismo, la magia y el misterio, la exhibición de impresionantes escenarios naturales dónde los humanos se ven como figurillas insignificantes perdidas en esa grandeza, la parodia y la comicidad centradas en la figura del protagonista. Pero el tal Hurree Chunder Mookerjee - también presunto autor del manuscrito que un descendiente suyo encuentra en una caja descubierta por un terremoto y entrega diligentemente a Norbu - más que al doctor Watson se parece a Sancho Panza. El autor lo presenta como un indio grueso y bonachón que reverencia a Holmes y que está enamorado del Tibet. Su afición por la etnología constituye una defensa algo irónica del racionalismo, pero tanto la cercanía con que se describe lo sobrenatural como la evolución que finalmente experimenta Holmes – no sólo en sus convicciones sino en su misma naturaleza – emiten un mensaje que da qué pensar.

La admiración por la obra de sir Athur Conan Doyle se manifiesta: en el conocimiento que demuestra Norbu de la trayectoria general de su gran mito literario y, en particular, de varias de las obras del Canon holmesiano – que cita expresamente a pie de página –donde Mookerjee compara conductas y frases del detective con las que aparecen en títulos concretos de Conan Doyle, en la entrega incondicional de éste a su héroe y ahora compañero de fatigas, en la recreación que hace de la psicología y hábitos de Holmes, por sacar a escena al malévolo Moriarty, su eterno rival y asesino frustrado, y por haber creado un sustituto de Watson al resultar imposible que éste le acompañara pues – según sabemos por su creador – el amigo durante esos dos años le creyó muerto.

En algún sitio he leído que se trata de un pastiche, pero esta palabra tiene una connotación despectiva; cuando una mezcla está bien elaborada podemos llamarla engranaje. Yo lo catalogaría como un entretenido libro de acción que no elimina el pensamiento, en el que se exalta tanto lo racional como lo espiritual, los valores orientales y los occidentales. Nada excluye nada es la idea que queda flotando cuando hemos acabado de leerlo.

2 comentarios:

Jesús dijo...

He leído varios Holmes "apócrifos" pero éste no lo conocía, tomo nota.

¿Os planteais alguna reseña/artículo referente a los libros protagonizados por Holmes y qué no son de Doyle?

Juan Cruz López dijo...

Qué buena pinta...