viernes, 14 de septiembre de 2012

Julian Barnes: Nada que temer

Idioma original: inglés
Título original: Nothing to Be Frightened Of
Año de publicación: 2008
Valoración: recomendable

Hace un par de semanas, a cuenta de una discusión sobre el futuro Premio Nobel de Literatura 2012 (sí, a cuenta del famoso Murakami), me recomendó a Julian Barnes, un autor al que, tengo que reconocer, no había leído hasta entonces, y ni siquiera puedo decir que me sonara su nombre, aunque sí algunos de sus títulos (El loro de Flaubert, por ejemplo, que es un título poco olvidable). En fin, que me puse a buscar alguna obra suya, y la primera que encontré fue esta, Nada que temer, que quizás no sea la manera más ortodoxa de empezar a leerle (porque no es una novela, sino una mezcla de ensayo y memorias).

En todo caso, Nada que temer me ha gustado, ha conseguido atraparme y entretenerme, con un conjunto -caótico y obsesivo, pero lúcido- de reflexiones sobre la vida y la muerte, la existencia de dios, la identidad y la memoria. De un modo algo semejante a Auster en Diario de invierno, aunque con bastante más humor y mucho menos "ombliguismo", un Barnes que se interna en la tercera edad (tenía 62 años cuando publicó el libro; tiene 66 ahora) hace balance de su vida, y de su estrecha relación con la muerte -una relación basada en el miedo- a través de los recuerdos de su propia familia, especialmente las conversaciones con su hermano filósofo; las opiniones y anécdotas de otros contemporáneos suyos, e innumerables referencias a la vida y la muerte de otros escritores, en especial franceses.

Aunque el tema sea esencialmente oscuro (un agnóstico reflexionando sobre por qué la muerte le produce pánico), el tono es sorprendentemente bienhumorado. El texto está lleno de anécdotas y diálogos siempre entretenidos, y referencias de una enriquecedora variedad de fuentes (desde los diarios del escritor francés Jules Renard a los postulados de biología evolutiva de Richard Dawkins). La mayor pega que se le puede poner, como texto escrito por un novelista y no por un filósofo -como su hermano- es la falta de una tesis o un plan: como un hombre con una obsesión, Julian Barnes vuelve una y otra vez a las mismas cuestiones, repite estribillos como slogans y refiere varias veces, con modificaciones, las mismas anécdotas, sin llegar finalmente -como por otra parte era de esperar- a ninguna conclusión sobre los "grandes temas" que inspiran su obra.

También de Julian Barnes en ULAD: Aquí

1 comentario:

Justa dijo...

enegapecNo conozco este título pero sí he leído mucho de este escritor tan "inglés" por su elegancia y su fina ironía. Aunque tiene novelas muy notables yo recomendaría Arthur y George y después El loro de Flaubert.
Recuerdo una entrevista cuando vino a España allá por 1991 en la que mostraba su sorpresa por que a un escritor le preguntaran una opinión extra literaria (preguntaban sobre la guerra del golfo) y que en su país eso era impensable, que para que las opiniones de un escritor llamaran la atención, éste tenía que atracar un banco, matar a su esposa e hijos, quemar su casa y ganar Wimbledon en un sólo día...