martes, 23 de mayo de 2017

Dragan Velikic: Bonavia

Título original: Bonavia
Idioma original: Serbio
Traducción: Luisa Fernanda Garrido y Tihomir Pistelek
Año de publicación: 2012
Valoración: Bastante recomendable

En 1914 comenzó la Primera Guerra Mundial, que supuso la descomposición del Imperio Austro-Húngaro y el final de un orden social o de un sistema de valores que había prevalecido sobre el resto durante décadas. Cronistas de estos cambios y de los efectos los mismos sobre las personas fueron una serie de grandísimos escritores centroeuropeos como Stefan Zweig, Robert Musil o Hermann Broch.

73 años después de la finalización de la Gran Guerra comenzaron lo que podríamos llamar las "Guerras Balcánicas". Bosnios, croatas, serbios, serbobosnios, kosovares, serbocroatas, etc volvieron a enfrascarse, con la inestimable colaboración del resto del mundo, en una serie de guerras fratricidas que tuvieron como consecuencia principal la desintegración de Yugoslavia y del orden político y social imperante desde 1945, aproximadamente.

Dragan Velikic podría ser, como lo fueron Zweig, Musil o Roth, cronista de este ambiente fin de siècle estilo Tito / Milosevic. Al igual que aquellos, Velikic no se centra el los acontecimientos bélicos, estos aparecen únicamente de forma tangencial, sino que se centra en sus efectos sobre las vidas humanas.

Las páginas de este libro están pobladas por seres desorientados, por hombres y mujeres "sin atributos", por personas que tratan de sobrevivir y que se agarran, como un náufrago a una tabla, a una relación, a un amor acabado hace décadas, a un futuro al otro lado del océano o a un pasado del que no resulta fácil escapar.

Belgrado, Budapest, Viena, Estados Unidos. La extinta Yugoslavia desmoronada, el Imperio Austro-Húngaro desmembrado hace cien años, sus rescoldos. Escenarios, telones de fondo por los que pasan los principales personajes del libro (Miljan, Marko, Marija y Kristina) y sus existencias, con lazos que se unen y se deshacen, destinos heredados y destinos repetidos, en una sucesión de encuentros y desencuentros, de pasados, presentes y futuros que forman lo que normalmente llamamos vida.

Evidentemente, Velikic no es Zweig ni, probablemente, pretenda serlo. Pero este libro puede ser leído, igual que los del vienés, como el testimonio de un tiempo y de un orden que ya no volverán y de cómo ese tiempo, ese orden y su desaparición nos afectan. 

Un libro que, pese a un comienzo un tanto extraño (por la forma de escribir de Velikic y por la sensación de que las piezas no encajan del todo), acaba enganchando, acaba llegando al lector. El puzzle cobra sentido, si es que la vida lo tiene, y uno termina con ganas de más. Quizá en el próximo libro de Velikic.

2 comentarios:

Diego dijo...

Hola por acá.
Acabo de terminar el libro y, como otras veces, comparto contigo lo que dices en la reseña. Tal vez para mí sería un Muy recomendable, sin matices.

Agrego, también, aunque ya lo has dicho de otra forma, el valor de la lectura más acá de lo testimonial; el autor trata muy bien los aspectos psicológicos de sus personajes y es capaz de profundizar con algunos de ellos sobre temas universales. Personalmente, la Kristina emigrante y el Marko-hijo-cuarentón se salieron de las páginas varias veces y me tocaron ahí. Me gustó mucho la habilidad del autor en esos momentos. En el último capítulo comprendí que en esa habilidad había mucho de sinceridad.

Me cayó bien don Dragan, gracias Koldo por tu reseña.

Koldo CF dijo...

A ti, Diego, por "seguir" nuestras recomendaciones. La verdad es que este tipo de libros y autores me llaman mucho la atención. Desgraciadamente, me temo que al "público en general" no le llaman tanto y que Bonavia pasó por nuestras librerías con más pena que gloria.
Menos mal que quedamos por aquí algunos "irreductibles"

Abrazo